En una sociedad altamente masculinizada, donde el hacer, el poder, el tener y la razón están sobrevalorados en contrapartida del ser, del colaborar, de lo afectivo e introspectivo; el rescatar la receptividad de lo femenino supone todo un desafío. Es necesario reconocerlo, cultivarlo e integrarlo como germen de una nueva cultura.
Todas las personas hemos de
desarrollar nuestras actitudes receptivas, los valores de lo femenino que nos
conectan a profundas fuentes de sabiduría que van más allá de la razón, que se
expresan en sentimientos e intuiciones. Necesitamos
aprender a sensibilizar nuestro cuerpo y aprender a expresar los sentimientos
como la ternura o la amabilidad. Despertar un cuerpo sensible, tierno, que
siente y que ama.
“Cuanto más sensible seas, más vivo estarás; y cuánto más vivo estés, más vida entrará en tu ser interior” Osho.