¿Qué
es la Biodanza y cuáles son sus beneficios?
Biodanza
es un proceso vivencial (ésto es, que es vivido, no pensado) que favorece la integración cuerpo-mente-emociones, promueve el bienestar físico, mejorando la expresión corporal, potencia la salud psicológica y emocional a través del autoconocimiento y la aceptación personal y mejora las relaciones con los demás y el entorno.
Biodanza opera en los tres niveles básicos que el ser humano necesita para llevar una vida plena y feliz: en relación con uno mismo, en relación con los demás y en relación con la vida.
En relación con uno mismo, ofrece la posibilidad de disfrutar de lo que somos desde la vivencia del aquí y el ahora del momento presente. Permite desbloquear el cuerpo ganando bienestar físico, mental y emocional. Ofrece la posibilidad de autoindagación y conocimiento personal a través del movimiento y la expresión de la emociones, permitiendo así su saludable integración. Permite encontrar coherencia e integridad entre el pensamiento, la emoción y la acción; esto es, entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Ofrece un espacio para potenciar todas nuestras capacidades innatas, a veces, adormecidas o latentes, permitiendo así conocernos, aceptarnos y amarnos, ganando autoestima, motivación y alegría de vivir.
En relación con los demás mejora, a través de la comunicación corporal, las herramientas de comunicación interpersonal y habilidades sociales, como la empatía y asertividad, contribuyendo así a construir relaciones más nutritivas, recíprocas y satisfactorias en nuestras vidas.
En relación a la vida, nos permite conectar de un modo más existencial con la vida, accediendo así a una mayor conexión y vinculación con el entorno del que formamos parte.
Biodanza es, pues, un camino para conectarnos de un modo sincero e íntimo con nosotras/os mismas/os, con los demás y con la vida; para vernos en el mundo y aprender a estar en él desde nuestra autenticidad e identidad, lo que nos permite mejorar nuestra calidad de vida y contribuye a vivir más plenamente, en toda su inmensidad.
Biodanza opera en los tres niveles básicos que el ser humano necesita para llevar una vida plena y feliz: en relación con uno mismo, en relación con los demás y en relación con la vida.
En relación con uno mismo, ofrece la posibilidad de disfrutar de lo que somos desde la vivencia del aquí y el ahora del momento presente. Permite desbloquear el cuerpo ganando bienestar físico, mental y emocional. Ofrece la posibilidad de autoindagación y conocimiento personal a través del movimiento y la expresión de la emociones, permitiendo así su saludable integración. Permite encontrar coherencia e integridad entre el pensamiento, la emoción y la acción; esto es, entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Ofrece un espacio para potenciar todas nuestras capacidades innatas, a veces, adormecidas o latentes, permitiendo así conocernos, aceptarnos y amarnos, ganando autoestima, motivación y alegría de vivir.
En relación con los demás mejora, a través de la comunicación corporal, las herramientas de comunicación interpersonal y habilidades sociales, como la empatía y asertividad, contribuyendo así a construir relaciones más nutritivas, recíprocas y satisfactorias en nuestras vidas.
En relación a la vida, nos permite conectar de un modo más existencial con la vida, accediendo así a una mayor conexión y vinculación con el entorno del que formamos parte.
Biodanza es, pues, un camino para conectarnos de un modo sincero e íntimo con nosotras/os mismas/os, con los demás y con la vida; para vernos en el mundo y aprender a estar en él desde nuestra autenticidad e identidad, lo que nos permite mejorar nuestra calidad de vida y contribuye a vivir más plenamente, en toda su inmensidad.
En palabras de Rolando Toro (creador de la Biodanza):
"Biodanza es un sistema de integración humana, de renovación orgánica, reeducación afectiva y de reaprendizaje de las funciones originarias de la vida.
"Biodanza es un sistema de integración humana, de renovación orgánica, reeducación afectiva y de reaprendizaje de las funciones originarias de la vida.
Integración
humana: Biodanza persigue y trabaja en
función del crecimiento humano a través de su percepción global del mismo. Fortalece nuestra capacidad sintonizar armoniosamente con
el/la otro/a, el sentir la vida dentro de nosotros y respetarla en el
entorno. Permite la integración del pensar, el sentir y el hacer, y ayuda a la
persona a armonizar mente-cuerpo-emociones-ser.
Renovación
orgánica: la persona que practica Biodanza experimenta un rejuvenecimiento total a diversos niveles: recupera su energía
vital, su potencial creativo, su capacidad emotiva y afectiva, su disposición
al placer y su conexión con la naturaleza y el Universo.
Re-educación afectiva: Biodanza, a través del contacto con
los otros y la escucha propia de nuestra esencia, fortalece la afectividad; nos
ayuda a expresarla sin máscaras, libre y de forma más profunda. El afecto, como
la llave que nos hace más humanos, más aquí y ahora en el mundo desde el
sentimiento positivo e integrador.
Funciones
originarias de vida: los instintos son una brújula en la vida de los
animales, el hombre como animal que es, también necesita de ellos y debe
darle rienda suelta a los mismos para saber estar en el mundo, para aceptar a
los otros, para reconocer lo esencial, lo vital y desterrar lo superfluo.
Líneas de Vivencia
Biodanza, a diferencia de otras muchas técnicas, actúa desde la parte sana de las personas, ésto es, potenciando todos sus potenciales. Bajo este paradigma,, el camino hacia la salud nos lleva a expresar nuestro potencial genético, es decir a expresar la grandeza de lo que podemos ser; a desplegar la posibilidad de desarrollarnos y crecer hasta florecer y dar frutos.
Según Rolando Toro, creador del Sistema Biodanza, esos potenciales se expresan sobre la trama de cinco funciones universales, comunes a todas las personas, que Biodanza resume en cinco grandes grupos llamados: “Lineas de Vivencia”
Vitalidad:
Aumento de la alegría de vivir, el ímpetu vital (energía disponible para la acción), la integración motora, y el equilibrio neurovegetativo ( sistema nervioso simpático y parasimpático)
Sexualidad:
Comprende la conexión con el placer y el amplio mundo del erotismo humano. Desde el despertar de la sensualidad del cuerpo, al despertar de la fuente del deseo, la conexión con la identidad sexual o la disminución de la represión sexual.
Creatividad:
Capacidad de expresar, de innovar y construir. De ser quienes realmente somos, únicos y, por tanto, creativos. La mayor creación consiste en nuestra propia vida.
Afectividad:
Capacidad de hacer vínculo con las otras personas a través del amor, la amistad, el altruismo y empatía, la solidaridad con los demás.
Trascendencia:
Conexión con la naturaleza, con la Tierra y el desarrollar un sentimiento de pertenencia al universo.
Beneficios de la práctica de Biodanza
A nivel físico/corporal
- Fortalece la salud física, mejorando la actividad motora través de mayor flexibilidad, coordinación, fluidez, agilidad... etc. lo que contribuye a un mejor bienestar físico.
- Disuelve progresivamente las tensiones musculares y el estrés.
- Las danzas tienen un efecto regulador de la actividad neurovegetativa, contribuyendo a restablecer el equilibrio del sistema nervioso, así como de los procesos homeostáticos celulares, del sistema inmunológico y límbico-hipotalámico.
- Estimula el instinto lúdico, fomentando la alegría de vivir y el disfrute por la vida.
- Potencia el entusiasmo y la capacidad de actuar en la vida.
- Contribuye a fortalecer la autoestima, aceptación y amor personal.
- Ayuda a integrar (es decir, encontrar coherencia) entre lo que pensamos, sentimos y hacemos en el aquí y ahora, permitiendo así un mayor bienestar psicológico.
- Contribuye a reconocer y expresar de forma sana las emociones.
- Ayuda al reencuentro sincero y honesto con uno mismo y con los demás.
- Mejora la comunicación intra e interpersonal.
- Mejora las habilidades sociales como la empatía y la asertividad, permitiendo establecer relaciones más sanas y nutritivas, alejándose de relaciones tóxicas e insatisfactorias.
- Aumenta la sensibilidad por la vida propia. generando mayores ganas de vivir.
- Contribuye a generar un sentimiento de pertenencia a la especie y al Universo, alejando sentimientos de soledad y aislamiento.
- Permite conectar con el goce y el placer de vivir provocando un efecto regenerador en todo el organismo y en la conciencia.
- Ayuda a elevar la calidad de vida, a través del cambio profundo y duradero de las actitudes internas, dado que su práctica continuada produce el sentimiento global de bienestar en todos los ámbitos de la vida
- Desarrolla los potenciales genéticos de vitalidad, afectividad, creatividad, sexualidad y trascendencia, contribuyendo a una mayor plenitud existencial.