El camino hacia la salud nos lleva a expresar nuestro potencial genético, es decir a expresar la grandeza de lo que podemos ser; a desplegar la posibilidad de desarrollarnos y crecer hasta florecer y dar frutos.
Según Rolando Toro, creador del Sistema Biodanza, esos potenciales se expresan sobre la trama de cinco funciones universales, comunes a todas las personas, que Biodanza resume en cinco grandes grupos llamados: “Lineas de Vivencia”
Vitalidad:
Aumento de la alegría de vivir, el ímpetu vital (energía disponible para la acción), la integración motora, y el equilibrio neurovegetativo ( sistema nervioso simpático y parasimpático)
Sexualidad:
Comprende la conexión con el placer y el amplio mundo del erotismo humano. Desde el despertar de la sensualidad del cuerpo, a el despertar de la fuente del deseo, la conexión con la identidad sexual o la disminución de la represión sexual.
Creatividad:
Capacidad de expresar, de innovar y construir. De ser quienes realmente somos, únicos y por tanto creativos. La mayor creación consiste en nuestra propia vida.
Afectividad:
Capacidad de hacer vínculo con las otras personas a través del amor, la amistad, el altruismo y empatía, la solidaridad con los demás.
Trascendencia:
Conexión con la naturaleza, con la Tierra y el desarrollar un sentimiento de pertenencia al universo.
En el transcurso de su vida, las personas desarrollan estas cinco funciones fundamentales. Muchas, sin embargo, refuerzan algunas de ellas a expensas de las otras y rara vez expresan la totalidad de sus potencialidades, debido a los obstáculos encontrados en la expresión originaria de los mismos. Biodanza trabaja estimulando las funciones poco desarrolladas para poder integrarlas en toda su plenitud y armonizarlas con las otras.