PRIMAVERA - renacer a lo nuevo
Todas las civilizaciones de la antigüedad, más conectadas y dependientes de
la naturaleza, celebraban con rituales y ceremonias los cambios que se
producían en el universo y que coincidían con lo que hoy son los cambios de
estación. Se trataba de momentos especiales en los que celebran con rituales de
tránsito el paso de un estado a otro. Eran momentos de gran simbología que
pretendían celebrar la conexión el individuo con la magia del universo.
En este día los Celtas y los Druidas encendían fuegos rituales en las
colinas y, según la tradición, cuánto más resistía el fuego encendido, más
agradecida sería la tierra. Según la mitología griega es en el Equinoccio de
primavera cuando se celebra la salida de la Perséfone (diosa de la vegetación)
del inframundo para regresar junto a su madre, la Diosa Deméter (diosa de la
agricultura), simbolizando así la vuelta a la fertilidad de la tierra, el fin
de la época de barbecho y la renovación del universo.
Es la fecha del renacimiento, de la vida nueva y del
amor. La mitología egipcia también nos habla de que en esta época la diosa Isis consigue resucitar a
su amado Osiris tras
juntar los 14 pedazos en que lo había troceado su hermano Seth y devolverlo a la vida con la fuerza de su amor, para
embarazarse de él.
Hoy en día aún quedan algunos vestigios de esas celebraciones arcaicas,
como por ejemplo Semana Santa, que coincide con el inicio de la primavera y,
aunque de tradición cristiana, igualmente simboliza la muerte y el
renacimiento.
En los Equinoccios las horas del día y la noche son iguales. Cuando los
días y las noches tiene la misma medida se dice que el universo está en
equilibrio y que ese equilibrio transciende a todos los mundos. Todos los
elementos de la naturaleza están igualados, lo femenino y lo masculino se
equiparan y nivela y eso convierte a este momento en uno de los más importantes
del año. Son momentos de gran trascendencia donde lo cósmico y lo humano se
fusionan como un todo.
La entrada de la primavera es el motivo de este ritual, el renacimiento de
la naturaleza después de una etapa de barbecho e infertilidad que es el
invierno. La primavera representa el renacimiento de la naturaleza que
fertiliza para sembrar y dar frutos en verano. Los días tienen más luz y calor
lo que permite que se den las condiciones para la siembra y la fertilidad.
Es por tanto, un momento del renacimiento, de
renovación, de transformación. Momento de eclosionar a la vida, después de la
oscuridad, el necesario recogimiento y la mirada hacia dentro del invierno. Para los
seres humanos, como parte viva de esa naturaleza, se inicia igualmente el ciclo
de recuperación de vida. Es por tanto tiempo de renacer, dejar a un
lado la oscuridad de los días del frío invierno y permitir que el cuerpo, el
alma y la mente se renueven y con ellos nuestras intenciones y nuestros deseos. Señala un periodo rico en
fertilidad, colores, una estación de creatividad y danzas alegres y encuentro
con el amor.
Para toda la naturaleza y sus criaturas el Equinoccio es el momento del encuentro con el Eros; la sensualidad y el
erotismo que la naturaleza despierta en esta época es abrumador, el deseo de
fusión con la vida se percibe en el canto del pájaro, en el cerezo en flor, en
el río rebosante de agua y vida. Es el periodo en que se sale de la hibernación
del largo invierno, de la introspección, la oscuridad, la tristeza o apatía,
para florecer como la naturaleza a la alegría, al erotismo de vivir, al
encuentro con el otro, al amor y a la transformación.
Violeta - 21 de marzo de 2016